Entra en el banco con el macuto de Ainhoa a cuestas. Ha sido verdaderamente complicado hacer creer al tipo de conserjería la historia sobre el resbalón del primo de Ainhoa y la noche que ha pasado en el hospital para hacer compañía a sus tíos, pero al final la han dejado entrar.
Erik se acerca al mismo empleado que le denegó el ingreso del dinero. Lo saluda cordialmente y justo cuando toma aire para comenzar a hablar, es el empleado el que se adelanta.
-Perdone, ¿qué lleva en la bolsa?
Erik se gira. Clientes y empleados, todos lo miran. Lo entiende todo, esta es la típica escena en la que el sospechoso saca del macuto un par de metralletas y atraca el banco llevándose por delante a quien intenta impedírselo. Hollywood ha hecho mucho daño a la sociedad.
-Es ropa -todos respiran aliviados y Erik vuelve al tema-. Me preguntaba, ¿podrías ingresar el dinero que te comenté la otra vez?
El empleado no se entretiene en hablarle de usted, de todos modos, él tampoco lo hace.
-Ya te dije que era prácticamente imposible.
-BMW m3 en color blanco, ¿ese era tu coche?
-¿Era?
-Se que te lo han roto.
-¿Y cómo es que lo sabes?
-Porque sé quien lo ha hecho.
-¿Lo conoces?
-Antes éramos muy buenos amigos.
-¿Me puedes decir su nombre?
-¿Puedes ingresar el dinero?
El pobre hombre no duda en aceptar las condiciones.
-Está bien, lo haré. ¿Cómo se llama?
-No tan rápido. Dentro de dos horas vengo con el dinero. Cuando lo ingreses, te diré el nombre.
Todos han entregado ya el examen. Unos felices, le has resultado fácil; otros se maldicen por no haber estudiado; los demás se ven optimistas, porque si este es el último año del profesor antes de jubilarse, me echará una mano, ¿no? El profesor se va y empieza el murmullo que no tarda en irse para dar paso a las voces e incluso a la música de algún chico que presume de iphone y lo defiende de las acusaciones de los chicos y chicas que son del team blackberry.
Más apartadas del grupo, se encuentran las dos inseparables: Ainhoa y Noelia. La primera le ha terminado de contar toda la historia a la segunda y ésta flipa con su amiga.
-Así que tu primo imaginario se ha resbalado y se ha dado tal golpe en la cabeza que se ha abierto una brecha y ha estado en observación toda la noche.
-Sí.
-Ha estado en observación por una simple brecha…
-¿Y qué les iba a decir? No podía inventarme una muerte, un coma o una enfermedad grave, eso sería excesivo.
-Excesivo es tener a pan y agua a Erik hasta que muera.
-¡No seas bruta! Baja la voz. Necesitaba saber que es capaz de esperar.
Adrián se acerca. Tímido, con la mente bloqueada, sin saber que decir. Alza la palma de la mano para señalar que viene en son de paz.
-Noelia, ¿puedes dejarnos solos?
-¡No! -responde Ainhoa cuando su amiga ya se levantaba de la silla-. Ella se queda. Lo que tengas que decir, dilo con ella delante.
-Lo único que vengo a decirte es que me perdones. No sé porque dije lo que dije y más en un momento así.
-Fuiste un asqueroso.
-Lo sé y lo siento. Por favor, dame una segunda oportunidad.
-¿Segunda oportunidad? ¡Qué más quisieras! Además, no puedo.
-¿Por qué?
-No tengo que darte explicaciones, ya te enterarás.
-Estás perdiendo una gran oportunidad.
-No, tú has sido el que la has perdido y dame a gracias a que no haya contado a nadie lo que me dijiste porque si no ahora estarías muerto.
-¿Por qué? ¿Me habría disparado tu padre?
-No habrías muerto de un tiro. Tu vida se habría convertido en tan patética y absurda que te hubieses suicidado.
-Nena, sabes que a mí no me van esas palabritas. Tú eres la mayor mierda que haya podido cagar el mundo. En cuanto a persona eres mala y como mujer eres estrecha.
Ainhoa se levanta y lo mira a los ojos. Él aguanta la mirada.
-¿Me vas a decir algo?
Ainhoa se lleva la mano a la boca y sale corriendo para que Adrián no la vea llorar. Noelia le da un guantazo al chico y sale tras su amiga. Todos se callan. Todos, al igual que en la fiesta del sábado, se fijan en Adrián.
-¿Qué os pasa? A lo vuestro, chismosos.
Noelia entra en el servicio de chicas. Todas las puertas que conducen a los urinarios están cerradas, todas menos una. De la puerta más alejada salen suspiros. Noelia se acerca y toca con los nudillos.
-Está ocupado.
-Ainhoa, soy yo. Abre.
Quita el cerrojo y empuja la puerta con suavidad. Al ver a su amiga, no puede evitar abrazarla.
-No le he hecho nada para que me trate así.
-Lo sé. Quizá no deberías guardarte lo que pasó en la fiesta. ¿Por qué le pegaste?
-Me insultó.
-¿Qué te dijo?
-No tiene importancia.
El ser humano es curioso, a veces siente vergüenza de confesar los insultos que le han proferido o simplemente, es tan bondadoso que sigue guardando algo de cariño hacia quien no lo merece.
-Deberías decírselo a Erik.
¿Debería? Ella fue quien lo sacó de problemas. No quiere ser la causante de que vuelva a ser protagonista de algún combate y menos aún en uno en el que el contrincante a batir sea Adrián. Además, ahora las cosas están tan bien… Lo mejor será hacer caso al refranero español porque, si algo tiene claro es que: <<Ojos que no ven, corazón que no siente>>.
Un huracán de recientes recuerdos la atrapa. De repente le entran unas ganas enormes de ver a Erik. Sería tan fácil escapar y llegar hasta él para desahogarse entre sus brazos…
-Échate agua en la cara que llegamos tarde a Biología.
No. Está claro que no debe irse. Ya falta poco para que empiecen las vacaciones y terminen de una vez por todas las clases. Tendrá tiempo de sobra en los tres meses que se presentan para estar con Erik.
-¿Dejaste que ese chico te gritara en tu casa? -Santiago hunde aún más el dedo en la herida-. Carlos, con todos los respetos, a veces pareces tonto.
-No le dejé que me gritara, le golpeé y lo eché de mi casa.
-¿Le pegaste? Te puede denunciar por abuso de poder.
-Para ti todo lo que hago está mal hecho.
-Vale, tranquilicémonos y aparquemos el tema. La noticia es que no podemos contar con Erik, ¿verdad?
-Eso es. Aún no ha pasado página. Incluso soñaba con la remota posibilidad de que Alejandro siguiese vivo. Tendremos que hacerlo solos.
Entra por segunda vez en el día al banco. Esta vez con el dinero. El dueño del BMW no se opone a ingresar el dinero en la cuenta de su madre y, tras realizar la operación, no se olvida de la razón por la cual está ingresando todo ese dinero en la cuenta bancaria de una persona que no está presente.
-¿Quién rompió mi coche?
Erik se frota las manos. Va a salir ganando en todos los sentidos. Dejará que el tipo que tiene delante se ocupe de un asunto que tiene pendiente desde hace ya algún tiempo.
-Su nombre es Germán Lago.
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