domingo, 30 de octubre de 2011

La venganza del Rey: Capitulo 20

Dolor. Dolor. Dolor… Y despierta. Salta de la cama y se sienta en el filo. Está sudando. Respira aliviado, solo ha sido una pesadilla. No obstante, eso no quita que no haya sufrido. Ha revivido el momento de pánico que pasó aquella maldita noche en aquel sucio garaje con Cavallari y Germán. Le da rabia pensar en que no les puede devolver el golpe. Hacerle daño a Cavallari es prácticamente un suicidio y mientras Germán trabaje para el italiano, él también es intocable. Pone empeño en dormirse de nuevo y despierta al poco tiempo. Esta vez ha soñado con el entierro de su hermano. Agarra el despertador y mira la hora. Las tres y media de la madrugada. Ni si quiera piensa en volver a dormirse. En cuanto cierra los ojos vuelve a vivir aquella maldita noche. Necesita estar con alguien. Ahora mismo es como un niño pequeño al que sus miedos no le dejan dormir. Coge con una mano el auricular del teléfono fijo y con la que le queda libre marca. Al otro lado de la línea tardan en contestar.

-¿Erik?

Julio. Lo llames a la hora que lo llames, siempre te cogerá el teléfono.

-Necesito verte.
-¿Ahora? Son las tres y media.
-No tienes que madrugar.
-Pero no puedo.
-¿Por qué?
-Ayer me dejaste colgado en el lago. Te hice el bocadillo de jamón y no apareciste. Entre que me plantaste, el calor que hacía y el agua, eché raíces esperándote.
-Venga, no seas así. No podía dejar a mi hermana sola. Además, tú y tu novia os quedasteis solos. No me jodas, Julio. Dime la verdad.
-Estoy con Noelia…

Erik capta el mensaje y ambos se despiden. Pulsa con el dedo el botón de colgar y marca de nuevo. Esta vez llama a un móvil. También tardan en contestar.

-Erik, ¿eres tú? -silencio. Su voz hace que se despiste y no atienda a lo que dice-. ¿Erik? ¿Pasa algo? Me has despertado. Si es una broma no tiene gracia.

Reacciona.

-No, no pasa nada. Quiero verte, eso es todo.
-¿Ahora? Son las tres y media.
-Sí, ya sé la hora que es.
-Dentro de unas horas empieza mi última semana de clase y no puedo perder tiempo en…
-¿Tonterías? Tú para mí eres algo más y si a ti te da pánico incluso afirmar que te atraigo, me da igual. ¿Sabes? Me da igual. Porque está hablando con el tipo que se metió en negocios turbios para vengar a su hermano. Estás hablando con el tipo que le cuenta milongas a su hermana sobre la desaparición de su hermano y de su padre. Estás hablando con la persona que es incapaz de decir te quiero, pero que es capaz de hacer la demostración de amor más grande del mundo. Porque la paliza de aquella noche, significaba estar cerca tuya. Porque no se lo que siento, solo sé que es nuevo y cuando no estás se intensifica y la única medicina es verte. Porque estoy loco, sí, loco, no enloquecido, nací loco y hago locuras de las que luego me arrepiento, pero apareces tú y me enseñas que hay otra forma de vivir -frunce el ceño, pero no se arrepiente de sus palabras-. Joder, ¿no te das cuenta? Te quiero, te quiero, te quiero…Y desde que apareciste el único riesgo que me llama la atención es surfear en tus ojos. Despertarme, girar la cabeza y verte despeinada, con cara de sueño, pero saber que estás ahí -silencio al otro lado de la línea-. ¿Ainhoa? -la escucha sorber por la nariz y soltar un suspiro melancólico-. ¿Estás bien?
-Quiero verte.

Cuando llega a casa de Ainhoa, la chica está sentada en el bordillo. A sus espaldas está la puerta entreabierta. Alza la mirada para verle. Él se maldice por soltar esas palabras. ¿Siempre va a tener que dar él los pasos? No lo soporta. Siente como si se hubiese arrastrado. Se queda quieto frente a ella sin decir nada. Ainhoa, al ver que él no está dispuesto a llevar la iniciativa se levanta y lo abraza. Él, no sabe bien el porqué, pero empieza a llorar. Ella le aprieta aún más fuerte al escucharlo.

-¿Qué te pasa Erik?

Se separan. Élse limpia las lágrimas. Tiene los ojos un poco rojos. Está cansado. Ni él sabe bien que le ocurre. Quizá es que le han confirmado que es imposible que su hermano siga vivo, quizá es que tiene miedo a lo que le pueda pasar por el asunto de Cavallari, quizá teme a que Carlos Lucena aleje a su hija de él.

-No puedo dormir.
-Hay algo más. ¿Por qué lloras?

El problema es que no hay palabras. ¿Entiendes Ainhoa? Que no hay palabras para decirte lo que vivo cada vez que cierro los ojos. Que tendrías que ver una fotografía para lograr comprender la cuarta parte de mi problema, la cuarta parte del dolor.

-¿Ocurrió algo con mi padre? Cuando llegué a casa no estaba y no lo he visto en todo el día -Erik se limita a negar con la cabeza-. Bueno, ¿vas a estar de capa caída todo el tiempo?

Erik fuerza una sonrisa y pone todo su empeño en hablar de otra cosa.

-Vamos al lago, ayer te quedaste con las ganas.
-Dentro de poco tengo que estar en el instituto.
-¿A qué hora empiezan las clases?
-A las ocho y media.
-Veo que las cosas no cambian tanto como dicen. Yo entraba a la misma hora.
-¿Tú ibas?
-¿Tanto te sorprende? Oye, que no llego ni a los veinte, enana.
-¿Enana? Si no me sacas ni dos años. El problema es que los cumplo en diciembre. ¿Cuándo los cumples?
-Hoy…

Ainhoa lo mira seria. Él le mantiene la mirada.

-Felicidades -pronuncia poco convencida.
-Es deprimente que la gente no te felicite hasta que se lo recuerdes, pero todavía lo puedes arreglar -Ainhoa alza las cejas y Erik responde sin que ella le pregunte-. Vamos al lago.

Oscila un poco con esa posibilidad. Hace un cálculo mental para saber de cuantas horas dispone antes de que comiencen las clases. Pero no son esas cuantas las que no le salen, hay otro problema.

-¿Y si mis padres se levantan y descubren que no estoy?
-Déjales una nota diciéndoles que estás con Noelia y que de su casa te vas al instituto.
-Eres todo un experto.
-Un rey debe saber mentir a su pueblo. Mira, ya tengo el plan: te pones el bikini y encima algo cómodo, te llevas ropa para cambiarte allí y del lago te acompaño hasta el instituto.
-¿Y el bikini mojado?
-Me lo quedo yo -Ainhoa duda por un momento y Erik insiste aún más-. Por favor.
-Está bien. Espera aquí, no tardo en volver.

Se mete en casa. Coloca todos sus bikinis sobre la cama. ¿Cuál es mejor? Descarta uno al recordar que le queda pequeño. Sobre la cama queda uno completamente amarillo, uno naranja con toques negros y otro azul con unas líneas curvas blancas en la parte superior que recuerdan a las olas del mar. Indecisa, decide por hacer lo que medio mundo haría en estos casos. Señala con el dedo y con la mente canturrea la cancioncilla y, finalmente <<Sota, caballo y rey>> y el rey, ha elegido el de la mala suerte, el de amarillo. Esperemos que al otro rey también le guste. Sobre el bikini se pone unos short negros y una camiseta de tirantes también negra. Para cambiarse, echa en un pequeño macuto unos vaqueros claros, una camiseta azul con el cuello ancho, ropa interior, un peine y un espejo pequeño para mirarse. Por último, se echa al hombro la mochila con los libros.
Baja hacia el piso inferior se hace con un bolígrafo y una hoja de papel y comienza a escribir su coartada. <<Noelia me necesita y me voy a quedar a dormir en su casa, también desayuno allí así que no me esperéis. Vuelvo a casa después de las clases. Os quiero>> Coloca la nota sobre la mesa de la cocina. Cierra la puerta intentando hacer el menor ruido posible y se reúne de nuevo con Erik.

-¿Vamos? -pregunta ella con un tono jovial y Erik sonríe, esta vez con ganas, sin tener que forzar la boca. Ya no recuerda los sueños amargos. Ahora es feliz.

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